Por Julián Sánchez Martínez
Almonacid del Marquesado es un municipio enclavado en la comarca conquense de la Mancha Alta, comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, distante 115 km de Madrid, 85 km de la capital de la provincia y 14 km de la autovía A-3. Cuenta con 434 habitantes (INE, 2023) en un único núcleo de población y su término municipal tiene una extensión de 47,3 km2. Su terreno cuenta con un relieve suave, de transición entre la Mancha y la Alcarria, con montes y cerros que lo alejan del típico paisaje llano manchego. La altitud de Almonacid del Marquesado sobre el nivel del mar es de 895 m. Su red hidrográfica es muy modesta, con dos arroyos que drenan sendas depresiones a al Este y el Oeste del núcleo urbano, ambos afluentes del río Cigüela. El propio pueblo cuenta con un manantial que lo ha abastecido de agua desde que se conserva memoria, y del cual surge un arroyuelo que va a parar al mencionado río. La mayoría de su término se dedica a las labores agrícolas, aunque los documentos históricos nos muestran que durante el siglo XIX se roturó una gran superficie de dehesas, pastos y montes públicos que hoy han desaparecido. Hoy en día quedan algunos parajes que cuentan aún con el típico bosque mediterráneo, aunque en los últimos tiempos ha ganado protagonismo el pino frente a la encina por las labores de repoblación.
El pueblo de Almonacid ha subsistido tradicionalmente de la agricultura y la ganadería. A pesar de que en tiempos pasados fueron bastante numerosos los pastores de ganado ovino y caprino, hoy en día es una actividad en claro abandono. La agricultura se basa principalmente en el cereal, cebada sobre todo, y el girasol, además de cierta cantidad de olivo el cual, en la mayoría de los casos, se cultiva para autoabastecimiento. La vid, con cierta presencia en el pasado, ha pasado a ser un cultivo muy reducido. Aunque la agricultura ha perdido peso como medio principal de vida de las familias de Almonacid, el hecho es que la gran mayoría poseen tierras de labor, estando el término bastante repartido entre sus habitantes, lo cual supone, en muchos casos, un complemento o ayuda a otras actividades y labores. Además de la agricultura, encontramos en Almonacid ciertos servicios e industria en los que se ocupan sus habitantes: bares, tiendas de alimentación y otros artículos, estanco, carnicería, pescadería, frutería, empresas de complementos alimenticios, taller mecánico, plana de procesamiento de residuos, herrería, clínica dental, clínica veterinaria, vivienda tutelada de mayores, empresas de construcción, grúas, taller textil, empresas de servicios agrícolas, empresa de autobuses, cajas de ahorro, funeraria, asesoría fiscal y laboral, y peluquería.
El municipio cuenta con servicios básicos como colegio, consultorio médico, parroquia, recogida de basuras, biblioteca y centro de internet y vivienda de mayores. Además se desarrolla una labor asociativa que incluye asociaciones de jubilados, mujeres, de vecinos, banda de música y escuela de música, cooperativa agrícola, peña madridista y atlética, junta de agricultores y coto de caza además de las cofradías religiosas de los Mayordomos del Cristo de los Milagros, Hermandad de los Diablos, Hermandad de los mayordomos de San Blas y Hermandad de las Madrinas de la Candelaria.
El pueblo de Almonacid no es una excepción a la tónica predominante en la comarca en la que se encuentra, y sufre un proceso paulatino de despoblación iniciado en los años 50 del siglo XX y que aún no se ha detenido. Es por ello que su población está envejecida y los nacimientos y matrimonios dentro del pueblo son escasos. Aun así, las personas criadas en el pueblo suelen volver asiduamente y muchos establecen aquí su segunda vivienda. Almonacid tiene un aspecto renovado, con construcciones de corte moderno que han ido sustituyendo el tradicional paisaje urbano compuesto por casas de piedra encaladas.
Las festividades del pueblo son:
– San Blas y la Virgen Candelaria. Es una de las fiestas más afamadas de la provincia, conocida nacional e internacionalmente. La hermandad de los diablos es auténtica protagonista de las fiestas, unos 130 varones del pueblo vestidos con llamativos trajes coloridos y portando grandes cencerros que hacen sonar por las calles del pueblo, además de danzando en la procesión. Además, las “danzantas” ejecutan las danzas religiosas muy enraizadas en esta zona
geográfica.
– Santísimo Cristo de los Milagros, el otro patrón del pueblo junto a San Blas, el cual se festeja en el último fin de semana de agosto con verbenas populares, festejos taurinos, solemne misa y procesión y otras actividades lúdicas.
– San Antón (17 de enero), cuando los quintos cantan unas coplillas en la puerta de la iglesia y, antiguamente, se “calvaban” los gallos.
– “Los peleles” (domingo de resurrección) son muñecos confeccionados con trapos y paja que las niñas mantean por el pueblo cantando mientras los niños intentan quitárselo.
– Los Mayos (30 de abril), cantados por los quintos acompañados del pueblo en la puerta de la iglesia. Posteriormente colocan en la plaza del ayuntamiento de “la enramá”, un almendro que se adorna con pañuelos y naranjas.
– San Isidro (15 de mayo) fecha en la que se va en procesión a la ermita del santo y los agricultores preparan comida para todo el pueblo.
– Santa Lucía (12 de diciembre), con reunión de los vecinos en torno a hogueras hechas en las calles para comer, beber y saltar los mozos por encima del fuego.
La gastronomía típica de Almonacid es la propia de la comarca. Para las fiestas de San Blas y La Candelaria se elaboran unos dulces llamados “rosquillos”, con harina, manteca, aguardiente y azúcar, y “rosquillas”, una masa frita con huevo, gaseosa, harina y azúcar. En invierno se elaboran las gachas con setas de cardo, elaboradas a base de harina de almortas, un plato indispensable en la matanza del cerdo aderezado con su carne (existe la superstición de no comer gachas cuando muere un vecino, pues se dice que el difunto les da vueltas con el dedo).
En Semana Santa se come potaje y bacalao y se elaboran en las casas torrijas. Muy frecuentes son los guisos de cordero u oveja frita o en caldereta, especialmente en las comidas multitudinarias. Las palpartas se elaboran con masa de pan frita y azúcar y se pueden comer con chocolate o azúcar. Para el día de Todos los Santos se elabora un turrón a base de almendras y azúcar.